Omer Emeth puede ser considerado el primero de los críticos literarios que semana a semana dieron su veredicto a través de la prensa chilena. En efecto, antes de él esta práctica era poco habitual y si bien, al aparecer un libro la prensa publicaba comentarios, éstos eran más bien el fruto de amistades o enemistades del autor, sin mayor rigor profesional.
Omer Emeth nació bajo el nombre de Emilio Vaïsse, el 31 de diciembre de 1860 en un pequeño pueblo del Languedoc, en el sur de Francia. Estudió en los seminarios de Castres y de los Padres Lazaristas de París, donde se ordenó sacerdote en 1884; y fue precisamente su vocación sacerdotal la que lo trajo a Chile, al ser enviado como misionero a fines de 1886. Una vez en el país, permaneció tres años en San Pedro de Atacama, donde se dedicó a profundizar sus estudios en lenguas clásicas, comenzar la elaboración de un diccionario latino-hebraico y, en colaboración con Félix Hoyos y Aníbal Echeverría y Reyes, componer un glosario de la lengua atacameña o cunza.
Después de diversos viajes, Vaïsse llegó al Hospital de San Vicente de Paul, en Santiago, donde trabajó hasta 1912. Allí conoció a un estudiante de medicina, Carlos Fernández, quien lo impulsó a dictar una conferencia sobre la Biblia y la ciencia en el Ateneo de Santiago, la que fue publicada fragmentariamente por El Mercurio. El director de este periódico, entusiasmado con dichos fragmentos, convocó a Emilio Vaïsse para que se incorporara permanentemente a la redacción del diario. El resultado de esto fue el nacimiento de Omer Emeth, el 8 de diciembre de 1906, quien escribió artículos y crónicas de diferente índole, que pronto desembocaron en la disciplina por la que hoy es recordado: la crítica literaria. Su “Crónica bibliográfica semanal” fue la primera sección permanente que un diario dedicó a orientar al público lector, además de convertirse en un referente obligado y riguroso del acontecer literario nacional por más de 30 años. Mientras desarrolló esta actividad, publicó su única creación literaria Recuerdos del Norte i El derrotero del cenizal: cuento minero (1908). Una completa bibliografía de todos sus textos puede ser encontrada en Presencia de Omer Emeth en la literatura chilena y su magisterio crítico, de Marina Yutronic Cruz, con prólogo de Alone. Además, se encuentran reunidos muchos de sus artículos en Estudios críticos de literatura chilena.
Otro aspecto importante de Emilio Vaïsse fueron sus labores en la Biblioteca Nacional de Chile, institución a la que ingresó en 1912. Allí creó la Revista de bibliografía chilena y extranjera y proyectó la Bibliografía general de Chile, de la cual sólo alcanzó a publicar el primer tomo de un diccionario de autores y obras.
Interesado como estaba en la educación, enseñó latín en el Instituto Nacional e impartió numerosos cursos en la Universidad Católica, donde fue nombrado profesor honorario y miembro perpetuo de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
Emilio Vaïsse viajó a su tierra natal en 1930 y regresó a Chile cuatro años más tarde. Murió en Santiago, el 27 de septiembre de 1935.
Fuente: Memoria Chilena